La prisión de mujeres de les Corts
fue uno de los penales más duros, represivos e insalubres de la dictadura franquista.
Durante la posguerra, a las situaciones de malos tratos, sobrepoblación,
suciedad, mala alimentación, falta de atención médica, etc., se unía la
represión política y moral contra las mujeres. Durante el corto periodo de vida de la II
República española se promovió la igualdad de derechos de la mujer, que se anuló
durante la dictadura franquista. Las cárceles de mujeres, regentadas por
órdenes religiosas, tenían la misión de castigar, pero también de “encarrilar”
la vida de las presas y “reeducarlas” según la voluntad del régimen, obligándolas
a acatar el nuevo rol de mujer sometida y sumisa impuesto por la sociedad
franquista. Como manifiesta Nuria Ricart, se llevó a cabo una represión de
género contra las mujeres, contra esa etapa de liberación y emancipación, una
represión en todos los sentidos, física, intelectual y moral.
La prisión desapareció en los años
50 y las presas fueron trasladadas a la cárcel Modelo de Barcelona. Toda la
zona, situada en un lugar céntrico, la Diagonal de Barcelona, se reformó y
desapareció todo vestigio del edificio de la prisión que fue sustituido por
centros comerciales y oficinas. En los años noventa historiadores y
organizaciones sociales redescubren con sorpresa la historia de la prisión de
mujeres de les Corts, un recuerdo que había permanecido vivo a través de los
testimonios de las presas recluidas en esa institución, y deciden destinar un
espacio público en las inmediaciones del desaparecido penal para recordar y
honrar a sus presas.
El equipo de Nuria Ricart lleva a
cabo este proyecto en el que se destaca la importancia de generar una red
social en torno al proceso, no solo a nivel local o metropolitano, sino
ampliado al territorio nacional, que reivindique la memoria. El monumento es
una excusa para transmitir, para cooperar, para hablar de lo que pasó…
El espacio contará con cinco tótems
informativos con imágenes y las palabras ‘DONES’ y ‘PRESÓ’ (mujeres y prisión)
y sobre un suelo de basalto negro se dispondrán seis grandes piedras provenientes
de seis puntos diferentes del país. Cada una de las piedras tiene un color y una
simbología. Una gran piedra de color rojo
Cehegín seleccionada en una cantera de este pueblo será el símbolo de la
máxima represión sufrida en la prisión de Les Corts.
La Asociación Alumbra Alumbre fue
invitada a participar en la elección de la piedra en la cantera de Cehegín el
martes por la mañana. Desde ese momento, para la Asociación Alumbra Alumbre,
esta piedra de un rojo oscuro que recuerda a los colores de nuestras minas, es
el símbolo que representa a Julia Romera Yáñez, la mazarronera que sufrió
represión y murió en la prisión de Les Corts. El martes por la tarde varios
miembros de la asociación acompañamos a Nuria Ricart en una breve visita por
Mazarrón que comenzó en el jardín de la Paz, junto al monumento a los
deportados mazarroneros al campo de concentración nazi de Mauthausen.
Julia Romera Yáñez
Julia Romera Yáñez nació en Mazarrón en 1916 y murió en la prisión de mujeres de Les Corts en 1941.
Julia Romera Yáñez nació en
Mazarrón en el seno de una familia obrera. Su padre y su madre fallecieron en
la epidemia de gripe de 1918 y Julia fue a vivir con sus tíos y abuelos
paternos. Con ellos emigró en 1921 a Santa Coloma de Gramanet (Barcelona), un
pueblo pequeño, que en una década cuadruplicó su población con la ola
migratoria murciana.
Julia Romera durante la República,
estuvo afiliada a la CNT y militó en las Juventudes Libertarias, colaborando en
las múltiples actividades culturales, educativas y lúdicas que realizaba esta
organización, de la que llegaría a ser secretaria general y tesorera durante la
guerra.
Tras la guerra, Julia Romera se
incorporó a la UJA, Unión de Juventudes Antifascistas, una organización juvenil
de resistencia al régimen que distribuía panfletos en defensa de la democracia.
Fue detenida el 30 de mayo de 1939, dos semanas después de incorporarse al
grupo.
Tras ser interrogada y torturada, ingresó en la prisión de mujeres de Les Corts. Un proceso sumarísimo la condenó a cadena perpetua por el delito de rebelión militar. Falleció en la prisión dos años más tarde, el 6 de septiembre de 1941. Una tuberculosis no tratada se sumó a las lesiones internas por las palizas, a la falta de higiene y a la deficiente alimentación que acabaron con la vida de Julia Romera Yáñez a los veinticinco años.