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Mazarrón Hoy

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"Un sepulcro dorado escondido en un pajar" dentro de las microhistoria (s) de Miguel Rubio

Otra entrega del periodista mazarronero de Miguel Rubio que nos adentra un poco más en nuestra historia
  El patrimonio religioso de Mazarrón conserva una joya que todavía hoy guarda algunas incógnitas. El Santo Sepulcro, que acoge la imagen del Cristo Yacente en la procesión nocturna del Viernes Santo, es una pieza ricamente tallada de cuya autoría nada se conoce. Sí sabemos, no obstante, cómo ha llegado hasta nuestros días. Porque esa urna dorada, de columnas entorchadas, se salvó de los desmanes de la Guerra Civil gracias a la intervención, no sin peligro, de Julián Campillo, que la escondió en un pajar en la casa solariega del barrio de La Cañadica, propiedad de los Monche, otra saga de renombre en la localidad que por entonces actuaba como camareros del paso. Otras piezas religiosas de la Semana Santa no corrieron, por desgracia, la misma suerte. 

 
El trono ya desfilaba en los cortejos procesionales de principios del siglo XIX, por lo que es una obra centenaria. Su decoración resulta minuciosa; llaman especialmente la atención los mascarones de rasgos exagerados en las bases de las cuatro columnas que sostienen el dosel, adornado con campanillas. En los lados de la ‘cama’, en la parte inferior, aparecen tallados los elementos de la Pasión, el Calvario y la ciudad de Jesusalén, pero, a falta de un estudio detallado, quedan lagunas acerca de varios de sus elementos, su simbología o el taller del que salió la obra. La urna se expone habitualmente en su capilla del convento patronal, donde se puede contemplar detenidamente para admirar su ornamentación. Y estos días reluce más que nunca gracias a los últimos trabajos de restauración realizados por la hermandad. La Cofradía del Santo Sepulcro (que también saca a la calle los pasos de Jesús amarrado a la columna y la Verónica) se encarga este 2019 de organizar los cortejos de Semana Santa (una responsabilidad que asume cada año una cofradía) y para la ocasión ha procedido a dorar la parte superior de la urna. La imponente imagen del Yacente también está de aniversario: cumple 70 años. La anterior se perdió en la contienda de 1936 y Julián Campillo encargó una nueva talla en los talleres Hijos de Ramón Bretcha (Olot, Gerona) en 1949. En 2009, fue restaurada. Este paso protagoniza uno de los momentos más emotivos de la Semana de Pasión mazarronera. Al acabar la procesión del Santo Entierro, cuando la madrugada del Sábado Santo asoma, la urna con el Cristo Yacente emprende a hombros de sus estantes el empinado camino hacia la iglesia de San Andrés, seguida por la imagen de la Soledad (talla de Ginés Sarmiento, de finales del XVII, según acreditó la restauración realizada por la experta Loreto López en 2011). En mitad del silencio, la Virgen se despide del Hijo muerto con una reverencia, antes de que sea depositado en el interior del templo para recibir la devoción de los fieles. En esa triste noche, la escena conmueve, y duele la despedida.
Detalle de una de las columnas del Santo Sepulcro..
Detalle de una de las columnas del Santo Sepulcro..
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