COMUNICADO DEL PÁRROCO DE PUERTO DE MAZARRÓN:
En este viernes de cuaresma, día 27 de marzo, se agolpan en mi mente y en mi corazón infinidad de pensamientos y de sentimientos.
Algunos se funden entre sí y otros chocan fuertemente.
Aún no se han cumplido ni 48 horas del llamamiento que hice para confeccionar mascarillas y para recibir donaciones, y ya hay más de 20 personas cosiendo y ocho cortando y preparando material.
Algunos somos torpes y novatos, otros más expertos, pero todos formamos un gran equipo, cuyos primeros frutos ya están disfrutando muchas personas.
Hoy he entregado algo más de 200 mascarillas. ¿A quiénes? No verás fotografías en este medio, tampoco diré sus nombres, por respeto y por otras cuestiones, pero sí te diré a quién van dirigidas estas mascarillas: a quienes nos protegen y lo están haciendo, valga la expresión, “a pecho descubierto”; y a quienes nos protegieron cuando éramos niños, cuando nos encontrábamos débiles, enfermos o cansados e incluso, cuando ya adultos, la vida nos era desfavorable, y, sin embargo, hoy, ante este terrible virus, ya débiles por los años, no pueden defenderse y se está cebando con ellos.
Estas mascarillas están siendo entregadas aquí en nuestro pueblo a estos colectivos, y también a particulares ancianos o enfermos.
Muchos particulares han donado telas de algodón y les expreso mi más sincera gratitud.
Pero quiero destacar la sorpresa que recibí anoche por parte de las empresas “Almohadas Lora” y “Brisa Jardín”, de Barqueros. Por la mañana me puse en contacto con ellos y, casi de inmediato, vinieron a Puerto de Mazarron y donaron material para elaborar 2000 mascarillas, todo de forma totalmente desinteresada. Ellos son una muestra de la generosidad que hay en el corazón de mucha gente: pararon su producción normal de otros productos, y han puesto sus géneros, de forma totalmente gratuita, Al servicio de la sociedad para combatir esta pandemia.
No tengo palabras para expresar mi gratitud a estas empresas, así como también a los particulares, y a las personas que de una manera u otra están aportando su granito de arena.
Los colectivos más vulnerables de nuestro pueblo ya se están beneficiando. Y si seguimos en esta línea, seguiremos colaborando para proteger a los más débiles y a los más expuestos al peligro de esta pandemia.
La Iglesia es madre, no lo olvidemos nunca, intenta ayudar a sus hijos, y en esta hora tan difícil, más que nunca, se vuelca.
Sentimientos que contrastan con este día 27 en el que se cumplen dos meses de la muerte de mi padre, y que provocan, cómo no,esa melancolía y añoranza de aquel abrazo y de aquella mirada. Y además, en la preocupación por mi madre, sola y aislada, como medida para protegerla de un posible contagio.
Pero qué grande es y será siempre el ejemplo de mis padres: mi madre no tiene Internet, ni sabe de Facebook o YouTube, por tanto, tampoco de tutoriales... Y ahí está, viendo algunos programas, y sabiendo coser estupendamente, con un poquito de imaginación, está creando sus propias mascarillas y repartiéndolas a todos los vecinos, porque tiene muy claro de que no solamente importa su vida sino también la de los demás.
Lección: protégete pero también ayuda, colabora a proteger.
Porque esto es cosa de todos.
Espero que mi padre haya llegado a la meta y que la esté protegiendo también en el Cielo, para que cuando este tiempo terrible pase, podamos de nuevo fundidos en un inmenso abrazo, envuelto en lágrimas de emoción, seguro, pero lleno de alegría y de gratitud infinita al Creador y a nuestra Virgen de los Remedios, a la que si llamo Madre y confío en ella, es precisamente porque mi madre me lo enseñó.
Dios es el que inspira las buenas acciones... Gracias, Señor!
