El PSOE local, a través de su página en Facebook PSOE Mazarrón, publicaba, a las 02,31 horas del pasado 11 del corriente, en un análisis sobre los resultados electorales locales, una serie de valoraciones de entre las que merecen destacarse dos.
En primer lugar se declara:
“Primera fuerza política democrática y no negacionista del Municipio”.
En segundo lugar, tras referirse a la espectacular subida de Vox en el municipio (omite que él, el PSOE, también ha sido rebasado por VOX en más de cuatro puntos), afirma, también en referencia a VOX:
“(...), para seguir imponiendo sus descerebrados propósitos de tinte medieval, ante el estupor y la vergüenza ajena del resto del mundo civilizado”.
Tales afirmaciones no se corresponden ni con la verdad ni con la realidad, mal que mucho disguste al PSOE-Mazarrón, que recurre a sus de carretilla aprendidas consignas, carentes de argumentación, de raciocinio y, desde luego, del más elemental respeto que toda fuerza política debe poseer y practicar para con el adversario.
Sobre el primer punto es de agradecerle que incluya a VOX en las fuerzas democráticas municipales: ¡Por algo se empieza! Sin embargo, en cuanto al “negacionismo”, sí que resulta de rigor y de necesidad efectuarle algunas puntualizaciones.
Está claro que se refiere al llamado “Cambio Climático”, un supuesto científico discutido y discutible, sobre el que no existe consenso, y sobre el que no se puede, o no se debe, transitar desde el dogmatismo fideístico: hay que creer en él, sí o sí. Y si no es así, se incurre en “herejía democrática”.
Nuestro PSOE local ignora -u obvia si es que lo sabe- que la fe (al igual que la superstición) no se puede demostrar empíricamente. Simplemente se cree o no se cree, porque se tiene o no se tiene. Y eso, en ciencia, es inadmisible, porque el conocimiento científico es el que se basa en conocimientos objetivos y verificables sobre una materia determinada; unos conocimientos que son obtenidos mediante la observación y la experimentación, la explicación de sus principios y causas y la formulación y verificación de hipótesis.
El conocimiento científico no puede basarse en la fe y en el dogma de tener que creer por obligación, para no incurrir en herejía, que puede ser castigada por el TLIP (Tribunal Laico de la Inquisición Progresista). Por ello, la etiquetita de “negacionismo” produce más risa que otra cosa. Primero, porque dudar, razonadamente, con datos objetivos y contrastados, aportados por una serie de científicos que no consideran el llamado “cambio climático” como una realidad científica innegable, no es ser “negacionista”, sino simplemente racional, porque a la verdad de las cosas y a su esencia se llega a través de la duda, o sea, del pensamiento, de la reflexión, del análisis y del estudio, nunca a través de la fe ciega.
Sin duda que el PSOE local ignora la declaración que se adjunta del masónico y mundialista Club de Roma: “Buscando un nuevo enemigo frente al que recobrar la unidad de acción, se nos ocurrió la idea de que la polución, la amenaza del calentamiento global, el déficit de agua potable, el hambre y cosas así cumplirían muy bien esa labor”. Y ello es una pena, porque, tal vez le permitiría abandonar su “fe” (laica, por supuesto) y abrazar la razón y el sentido común.
La segunda afirmación es todo un cántico a la falacia y al insulto descarado a un partido político que ha sido respaldado por el voto de tres millones seiscientos cuarenta mil sesenta y tres españoles a nivel nacional, y, de ellos, por 3137 mazarroneros a nivel local.
Al parecer, para nuestro “cerebrado” y “moderno” PSOE-Mazarrón, defender la unidad de España, su libertad, su soberanía y su independencia; la identidad nacional y los derechos de los compatriotas ante todo; el derecho a la vida; la inviolabilidad de la propiedad y el honor y la dignidad de nuestras mujeres; la libertad de educación y la igualdad de los españoles ante La Ley; la inmigración regular, legal y cualificada; la cohesión y la solidaridad nacional, etc., es “descerebrado”, tiene “tintes medievales” y “produce estupor y vergüenza ajena en el resto del mundo civilizado.
Si ese es su progresismo, debería hacer examen de conciencia, no fuese a ocurrir que los “descerebrados propósitos de tinte medieval” estuviesen no en la cabeza del vecino y sí en la suya propia, ahí sí, para “vergüenza y estupor del mundo civilizado”.
Su problema es que adolece de falta de la humildad que tanto predica. Es, además de soberbio, tan maniqueo y tan mesiánico que se considera “El Bien”, y a quien no está con él “El Mal”. Es “El Salvador”, a quien “El Pueblo” debe seguir “fielmente”. Qué triste, no tener un adversario con el que, desde el respeto democrático, se pueda debatir, desde la razón y la congruencia, en el ámbito de las ideas.
